¿Conocías el origen de este producto? En este interesante artículo te contamos un poco de historia y datos interesantes sobre el origen de las tarjetas personales, un producto que al día de hoy sigue vigente.
La historia de un producto que sigue vigente al día de hoy.
Tarjetas comerciales, tarjetas de visita, tarjetas personales, tarjetas empresariales, tarjetas de presentación, tarjetas de venta, etc. son algunas de las variantes de nombre que se les da a ese cartoncito del tamaño de una tarjeta de crédito que se entrega a alguna persona al momento de conocerlo o entablar algun contacto, ahora bien, ¿conocías su origen?
Origen.
Muchos historiadores coinciden en que el momento exacto en el que se originaron las primeras tarjetas de visita fueron en China, en el siglo XV; donde eran usadas por aquellas personas que querían reunirse con alguna persona en concreto y acudían a visitarla, para lo cual entregaban una tarjeta a los criados o secretarios para que estos últimos hicieran saber a su amo que en la puerta aguardaba alguien a la espera de ser recibido.
Seguramente estarás pensando… ¿porqué no le decía simplemente su nombre?, y la respuesta llega por si sola, para evitar el clásico «teléfono descompuesto», imagínate que te anuncien con un nombre que el interlocutor entendió mal o no saben pronunciar, algo que puede pasar hoy en día, pero ya en China en el año 1.400 lo pudieron resolver. Dependiendo del nombre que pusiera, la calidad y los adornos que llevase la tarjeta, el anfitrión admitía o despachaba esa visita, por eso se convirtieron en un elemento cuidadosamente elaborado.
Otros expertos sin embargo, aseguran que estas tarjetas no comenzaron a utilizarse hasta luego de 2 siglos y que fueron originariamente en Europa y no en el continente asiático.
El uso en el siglo XVII en Europa era el mismo, en el contexto de una Europa de realeza y aristocracia, donde los sirvientes de los señores que realizaban visitas a otros señores feudales entregaban sus tarjetas de visita o presentación para que los presentaran en público, leyendo todos los títulos que estos poseían. (seguramente habrás visto escenas de este tipo en una gran cantidad de películas ambientadas en esta época)
Durante muchos años se usaron para solicitar la recepción en las casas de los nobles, donde al igual que en el supuesto origen de china, se prestaba especial atención a los finos detalles y ornamentos que generalmente eran acompañados por el escudo de armas de la familia, unido a una interminable lista de títulos nobiliarios.
Sea cual fuere la situación, las tarjetas de visita se convirtieron en una herramienta imprescindible de etiqueta, con reglas sofisticadas, gobernando su uso. La convención esencial era que una persona no esperaba ver a otra en su propia casa (a menos que estuviera invitado o fuera presentado) sin dejar primero su tarjeta de visita en el hogar.
Los estilos variaban de acuerdo a cada país, mientras que en Francia eran decoradas con impactantes escudos, en Reino Unido se usaban de manera más básica incluyendo únicamente el nombre del portador en ellas, con algunas veces el agregado del nombre de algun club de Caballeros.
Ya para el siglo XIX, las tarjetas dejaron de convertirse en una característica universal de la clase media superior y de la vida de la alta sociedad pasando a ser algo más común en todas las capas sociales, detallando los detalles de contacto, dirección, numero de teléfono. Información esencial. En la Europa del siglo 19, cualquier comerciante de nivel debía tener su propia tarjeta.
Francia y la «carte de visité».
En Francia en este mismo siglo también apareció una variante denominada «carte de visite» que consistía en una foto o retrato solemne de la persona en concreto, de 6×9 cm y sus datos de contacto en la parte trasera. Este tipo de tarjeta fue patentada en Francia en el año 1854 por André Disdéri, un fotógrafo que desarrolló un sistema de positivado para plasmar 10 fotografías en una sola hoja, una vez dotadas las imágenes las montaba sobre la tarjeta. Lo novedoso era que las 10 imágenes podrían tener distintas poses (¡Todo un adelantado a la impresión de datos variables!).
Entre sus múltiples y productivos encargos, fue el retrato de Napoleón III en 1859 quien lo consagró y llevó a la fama, hecho que se combinó con el bajo precio de su trabajo llevó a que su formato de «tarjeta de Visita» se hiciera famoso en Europa y llegara también a los Estados Unidos. Ahora la burguesía podía llevar varios pequeños retratos al precio de una placa, luego los firma y llenaba con sus datos personales, repartiéndolos entre la gente de su misma clase a modo de presentación personal, como se conocen hoy en día las tarjetas personales.
En España entre los años 1.860 y 1.870 la mayoría de los fotógrafos hacían retratos en el formato «tarjeta de visita» o «retratos en tarjetas», donde podemos destacar a algunas personalidades como el fotógrafo J. Laurent.
Este tipo de tarjeta que nos hace acuerdo a las tarjetas de asesores inmobiliarios que usan su fotografía como parte del diseño comenzó a perder popularidad luego de 1.880, año donde la firma inglesa Windsor & Bridge Co que popularizó otro formato, el Cabinet, ya un poco más grande, de 10×15 cm que dió paso a las fotografías familiares convirtiéndose en una «tarjeta album», de esta manera se comenzó a dejar de utilizar estas fotos en las tarjetas de visita.
Tarjetas: HOY
Hoy en día muchos profesionales recurren a este producto de marketing, a través del cual además de obtener notoriedad, posibilitan divulgar su marca y en simultáneo facilitar los contactos, de manera que los clientes potenciales consiguen contactar fácilmente con la empresa para adquirir productos o servicios.
Tan importantes son las tarjetas de visita que a pesar del progreso tecnológico continúan siendo utilizadas por innumerables empresas y profesionales, debido al gran impacto que este material gráfico tienen al momento de cerrar negocios.
Usted podría decir que hoy en día fácilmente se puede compartir un contacto o agendar un número en su dispositivo móvil, pero pasa a ser un número más en cientos o miles, mientras que una tarjeta es algo físico que se puede tangibilizar y que acompañará a la persona en su bolsillo o escritorio, permitiendo además la posibilidad de impactar a quien la recibe por medio de finos detalles o destacados acabados como Stamping, Barniz UV sectorizados que permiten lograr una tarjeta ÚNICA que llame la atención.
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